jueves, 12 de febrero de 2009

Irremediablemente...

Hay días en los que no me apetece escribir. De un manotazo borraría todas las palabras y lo dejaría todo en blanco para no leer lo irremediable. Es infatil pensar que si no lo escribo no existe, no se cumple, no es verdad, no está pasando. De pequeña cerraba los ojos y pensaba que era invisible y nadie podía verme porque yo no los veía...

Keera se escapó el lunes de madrugada, trepó el muro derecho del patio que mide más de 3 metros y se fugó del calor de la casa, del comedero lleno, de la compañia de Lluvia, de las llaves de judo de la niña, de mis caricias... El cristal de la cocina me engaña desde entonces. Refleja una figura que ya no está, sus ojos amarillos, su largo pelo blanco y gris. Llevo cuatro días cerrando los ojos, si no miro el patio vacío no sabré que falta.
Los gatos vuelven. Lo escribo una y mil veces, lo digo y lo redigo para todos, para mí misma, autoconvenciéndome. Lluvia se lleva las caricas extras, los premios de las dos, mi constante vigilancia, ¿la echará de menos?
Yo no veo gatos por la calle, están todos escondidos, donde ella, esperando a que me vuelva loca de esperar o a que desista de buscarla en cada callejón, parque o descampado. Se han ido hasta los de la plaza, los grandes romanos del chalet de la esquina, no hay gatos en el mundo. Sólo sombras de gatos, maullidos de gatos y un sucio y pequeño "milrayas" amarillo bajo los coches de la calle.

De pequeña cerraba los ojos y desaparecía... aún me cuesta abrirlos... ¿Dónde estás?


3 comentarios:

Unknown dijo...

Hola mi niña,

Cuánto siento leer estas palabras. Sé que lo sabes, tú misma lo has dicho, "los gatos vuelven", te lo dices a ti misma y se lo dices a todos, pero no estás segura de terminártelo de creer, verdad? Pues vuelven. Quizás no es un consuelo, pero sí una esperanza:

Cuando yo vivía en casa de mis padres, nuestro gato, Trasto, era mi niño consentido, mi bebé, como todos los gatos que han pasado por mi vida. Pues mi bebé tenía acceso al tejado. Siempre volvía y las noches no las pasaba fuera de casa. Un día no volvió. Y cómo lloré. Hacía lo mismo que tú, cerraba los ojos, imaginaba el peso de su cuerpote peludo en mis piernas, pero si abría los ojos él no estaba. Puse carteles, pregunté en los alrededores. Pero el tiempo pasaba y Trasto, mi Trasto, no aparecía. Pasó más de un mes, ya estábamos en julio y David estaba pasando unos días conmigo, en Badajoz. Casi habíamos perdido la esperanza. Mi padre entra a trabajar a las 7 de la mañana y una mañana, a las 9, llamó a casa:

- Arancha, he visto al gato, yo creo que es el nuestro.
- ¿Dónde?
- Estaba en el Saymu (un bar), no se ha dejado coger, estaba la reja echada, pero las puertas abiertas y dentro había dos ó tres gatos. Yo no me había fijado ni nada, pero cuando he pasado él me ha maullado y al verlo he sabido que era él. Lo he intentado tocar pero no se ha dejado y yo me he tenido que ir.

Hice de nuevo mi despliegue de medios, pasé toda la mañana preguntando, en ese bar, en otro bar que sé que el dueño tiene un gato, poniendo carteles, de todo. El gato no aparecía. No sabía cómo hacer que apareciera.

Esa noche, a las 2 de la mañana, íbamos a irnos a dormir y me dijo David:

- Oye, por qué no bajamos y lo buscamos ahora, que no hay tanto jaleo?

Bajamos, le llamamos, fui haciendo "bsss bsss bsss" y maullando por toda mi calle, por la plaza, por el bar con la reja echada y las puertas abiertas. Ni rastro. Casi había vuelvo a perder la esperanza. Me decía que quizás ese gato que mi padre había visto no era mi Trasto. Y entonces me dijo David:

- Vamos a aquella calle, que allí no hemos mirado.

Apenas nos asomamos, la figura de un gatito escuálido dudaba si acercarse o alejarse más. Se alejaba, y le llamé. Se giró. Tenía miedo, pero también dudas, sé que me reconoció y yo, a pesar de estar en los huesos y sucísimo, le reconocí a él. Pero cuando me acercaba él huía.

-¡David! Corre a casa! Trae de la nevera jamón york (torpeza la mía) y el láser (es un nivel que tiene mi madre para sus obras, que tiene puntero rojo y le vuelve loco perseguirlo).

David se fue y yo me fui acercando poco a poco a mi Trastu. Se metió debajo de una puerta falsa (de garaje), pero no se despegaba de la puerta, yo le llamaba y él me llamaba desde detrás de la puerta, maullaba, casi diría que lloraba.

Y salió de debajo de la puerta al sonido de mis maullidos y mis "bsss bsss bsss", de mis palabras animándole a venir a mí. Apenas medio salió de debajo de la puerta, se tiró a mis brazos, te lo juro, no es que yo lo cogiera, es que se tiró a mis brazos. Y también te juro que ha sido uno de los momentos más maravillosos de mi vida.

De camino a casa, con mi Trasto en brazos, manchándome toda la camiseta, los brazos, el pecho de guarrería varia, me encontré a David, provisto de jamón y láser. No hizo falta.

Subimos a casa y le pusimos su comedero a rebosar. ¡¡Cómo comía!! Estaba tan delgado que se le marcaban los huesos, su panza y sus patitas blancas eran completamente grises.

Pasó toda la noche a mis pies, completamente despierto, con los ojos como platos y cada vez que David se acercaba a mí, se ponía entre los dos y frotaba su cabeza contra mí. Y yo dormí, pero no del tirón, me despertaba todo el rato para comprobar que mi bebé volvía a estar en casa.

Al día siguiente, veterinario. Estaba bien, delgado, pero bien, ¿qué se puede esperar después de más de un mes en la calle? Pero estaba bien :) Nos dio la veterinaria un champú en seco para ir limpiándole y nada, en pocas semanas recuperó su peso...

Ahora no tiene acceso a los tejados, un desalmado amenazó varias veces con envenenarlo. Nuestro niño vive en nuestra casa, con acceso a las terrazas, que están cerradas con malla. Y creo que es feliz. Y cada vez que voy, me sigue demostrando lo que me quiere.

Ten fé, malosilla, ojalá que Keera vuelva prontito. Imagino que ya has empapelado los alrededores, pero si no lo has hecho, hazlo. Colaboro espontáneamente con una protectora de animales, podríamos poner un anuncio, si quieres. Sé que en tu estado no puedes andar pateándote todas las calles de los alrededores, pero si lo haces, mejor por la noche. Llámale, llévate cosas olorosas, como chuches gatunas (yo tengo unos palitos de carne de cordero que huelen muchísimo), que puedan llamar su atención. Y de verdad, ponte en contacto conmigo y si quieres lo ponemos en foros, etc., donde sea, por si alguien lo ve.

Mil besos y un abrazo enorme :)

hannuskah dijo...

Ánimo nena, volverá! ¿Dónde va a estar mejor que con tus mimos y puteando a Lluvi y a Elora?

Se fuerte, es difícil, pero se fuerte.

Un abrazo muy muy grande, mi niña :-**

Malice dijo...

Arancha: No sabes cómo lloraba yo ayer a moco tendido leyendo tu historia, no podía escribirte nada. Me alegra que las dos hayan terminado bien, la tuya y la mía.

Un beso enorme por el apoyo y los ánimos :-*

Hannu:Ais Ani!!! que ya está en casa!! que susto más grande y que sinvivir!!!

Gracias por tus palabras y por estar ahí siempre :-*